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«Un traumático contraste», un análisis de Fánder Falconí

Quito (Pichincha).- El secretario Nacional de Planificación, Fander Falconí, a través del editorial “Un traumático contraste”, expresa la desigualdad que existe en América Latina comparada a los ingresos del hombre más rico del mundo con una fortuna que llega a los $ 76 mil millones. Esta cantidad de dinero equivale al ingreso anual que tienen juntos los 41 países más pobres del mundo.

 

Asimismo, destaca a Ecuador como el país que más redujo desigualdades económicas y sociales en la región, entre los años 2007 y 2011.

Fander Falconí

Si un extraterrestre visitara hoy la Tierra -como sucedió con los pacíficos visitantes intergalácticos de la película “Encuentros cercanos del tercer tipo”, del afamado director Steven Spielberg-, contemplaría sorprendido el escenario de una humanidad desquiciada y enferma. Terribles guerras tecnológicas por la apropiación de los recursos naturales, hambrunas en muchos lugares y, al mismo tiempo, gran cantidad de alimentos acaparados en otros sitios.

Quedaría impactado al ver la presencia de muros que separan a la gente para evitar su libre movilidad. La destrucción física acelerada del planeta, debido a la voracidad de consumo de una porción pequeña del globo, lo dejaría anonadado. La lista es amplia y con seguridad nuestro visitante pensaría dos veces para tomar la decisión de adentrarse más en la Tierra.

El informe “El costo de la inequidad: cómo la riqueza y los ingresos extremos nos dañan a todos”, elaborado por Oxfam Internacional, sostiene que en el año 2012 los ingresos de las 100 personas más ricas del planeta podrían acabar cuatro veces con la pobreza extrema mundial. Oxfam indica que el 1% de las personas más ricas del mundo ha aumentado su ingreso en un 60% en los últimos veinte años. Y lo que es más preocupante: la crisis del capitalismo central, ocurrida en 2008, ha incrementado más esa concentración.

América Latina es la región donde encontramos las mayores desigualdades en la distribución de los ingresos en el mundo. En este continente está el hombre más rico del globo (el mexicano Carlos Slim), con una fortuna que llega a los 76 mil millones de dólares, según el Índice Bloomberg de Billonarios.

Esta cantidad de dinero equivale al ingreso anual que tienen juntos los 41 países más pobres del mundo. Es así como existen millones de personas que sobreviven con menos de 1 dólar al día. ¿Es esto justo? Tan injusta es esta situación que el Gobierno mexicano, de Enrique Peña Nieto, impulsó la semana pasada la “Cruzada Nacional contra el Hambre”, con la finalidad de sacar a 7,4 millones de mexicanos de la pobreza extrema.

En un contexto así, conviene examinar el informe “Panorama social de América Latina 2012”, de la Cepal. El Ecuador es el país que más redujo desigualdades económicas y sociales en esta región: entre los años 2007 y 2011 logró bajar 8 puntos. Entre 2010 y 2011, según las estadísticas, las distancias entre ricos y pobres cayeron significativamente en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Uruguay.

Es un imperativo moral reducir las diferencias sociales y económicas en el mundo. Esto no es una tarea de ufólogos ni de investigadores sobre la vida en otros planetas, sino de quienes nos gobiernan y de las sociedades organizadas que hacen valer sus derechos en el nuestro.


 

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