“Permítame llamarlo amigo”: la sentida carta de un migrante al Mandatario

“Ha sido un honor vivir entre gigantes como usted”, le dice Juan Paredes, un ecuatoriano migrante quien desde los 14 años de edad vive en los Estados Unidos, al Presidente de la República, Rafael Correa.
Juan agradece al Primer Mandatario, a quien expresa un profundo y sentido reconocimiento por el “impacto” que ha tenido en él. “Puedo francamente decir que soy una mejor persona gracias a usted” y agrega “¡hasta empecé a montar bicicleta!”.
Afirma en la carta, que cada sábado se enteraban de las transformaciones del país, de como “nos regresaba el ánimo, la alegría, la autoestima, las ganas de volver. Resulta ser que no éramos lo peor y (que) no sabíamos hacer las cosas; resulta que solo faltaban manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes”
Paredes, migró desde 1997 con toda la familia, buscando un futuro que Ecuador les había negado. Indocumentados, solos, sin apoyo y con los riesgos que supone la vida de un sudamericano en esas condiciones en ese país, la familia asumió que todos esos males, eran menores que seguir en el Ecuador.
A Juan lo quisieron convencer que los migrantes latinoamericanos, solo servían para labores de cuidado de niños y limpieza, y que no podían permitirse pensar en estudios universitarios, así posea los méritos para su ingreso.
Juan Paredes es hoy un ingeniero, luego de un esfuerzo colosal de los integrantes de la familia que apostaron por su educación y superación a costa -incluso- del sacrificio de toda la familia. Es una compleja situación, más aún que uno de sus hermanos padece de una discapacidad cognitiva severa y que su atención debía ser un derecho y no el resultado de la caridad.
Narra en su carta, que hoy sus padres, son jubilados en Estados Unidos y en el IESS. Que gracias a este cambio han decidido volver al Ecuador y ahora viven en Puéllaro, Pichincha, para pasar su vejez ahí. “Sin usted no hubiera sido posible. Hablar de Ecuador es un verdadero orgullo”.
“Tengo sentimientos encontrados”, dice Juan, quien es Testigo de Jehová y su lealtad es al Reino de Dios, según su credo, pero “con lágrimas le digo que lo voy a extrañar, siempre sentía que me hablaba directamente con su saludo especial a los migrantes al empezar la sabatina”.
“Por varios años ya, en familia lo hemos recibido los sábados en nuestro hogar”, dice este ingeniero ecuatoriano residente en Connecticut, quien se despide del Mandatario en su carta pidiéndole un singular favor: “permítame llamarlo ‘amigo’. ¡Hasta la victoria siempre, estimado amigo Rafael Correa!” finaliza este migrante. MFV/El Ciudadano